En este post, los alumnos de Musicología del
Conservatorio Superior de Música De Navarra- María
Echegoyen, Asier Arizkorreta, Iker Puente-Vea e Iker Narbona- y el
profesor Luis San Martín, nos escriben sus reflexiones acerca de la pasada edición del NAK.
Una iniciativa que nace en el 2017 dentro de la asignatura Musicología Aplicada IV relacionada con
los siglos XX y XXI, con el objetivo de que los alumnos adquieran la
costumbre de asistir a espectáculos relacionados con la música de vanguardia y
despierten su capacidad crítica.
Desde el grupo de gestión del NAK y el CMC Garaikideak os agradecemos enormemente vuestro extraordinario trabajo y compromiso con la música de nuestro
tiempo. Eskerrik asko!!
Del
21 al 29 de septiembre de 2018, Pamplona se convertía por un año más en el
escenario del Festival NAK de Música Contemporánea de Navarra. Con el
objetivo de promover iniciativas que permitan el estreno y difusión de obras de
música contemporánea en la Comunidad Foral y dar visibilidad a nuevos
compositores e intérpretes, en esta cuarta edición el eje temático de toda la
programación ha sido la música y su relación con el cine: sonido e imagen.
La
innovación ha sido la nota presente en todos y cada uno de los eventos que han
conformado esta variada propuesta: desde estrenos de diversos autores, pasando
por talleres de hardware musical y de nuevas grafías en la música de
vanguardia, hasta la proyección de una película de cine mudo con una banda
sonora compuesta especialmente para la ocasión y la interpretación de piezas
corales de la música de cine sacadas de su contexto. Cinco encuentros diversos,
originales e inéditos componían este festival que no ha dejado a nadie indiferente.
Con el objetivo de reivindicar la música contemporánea y de acercarla al
público de la calle, una vez más el mencionado festival culminaba con aplausos
y alabanzas con una respuesta de los pamploneses, y por extensión de los
navarros, que confirman que la música contemporánea atrae, gusta y emociona.
Ya
falta menos para la quinta edición.
Alumnos de
Musicología del CSMN
Silencio, se rueda (21 de septiembre, CIVICAN)
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NAK18 (Foto: Ana Domínguez) |
El 21 de septiembre del 2018, en Civican de Pamplona a las 19.30h,
da comienzo al concierto inaugural de la cuarta edición del Festival de Música
Contemporánea de Navarra. Este festival que durará hasta el 29 de este mismo
mes, tiene como objetivo una vez más, acercar la música contemporánea a los
pamploneses rompiendo barreras y estigmas y demostrando que cualquiera de
nosotros puede ser capaz de escuchar, entender e interpretar esta música; la
música de nuestro tiempo.
Un año más, se mantiene la idea de establecer un eje temático
durante todas las actuaciones del festival, en esta ocasión son la música y el
cine los que se convertirán en hilo conductor de todas las interpretaciones,
donde una vez más se estrenarán piezas inéditas. Así pues, imagen y
sonido fueron los protagonistas de un concierto en el que vimos y escuchamos
seis piezas jamás antes tocadas.
La idea, creación e interpretación musical corre a cargo del
Centro de Música Contemporánea (CMC) GARAIKIDEAK. Iniciativa cultural de
carácter privado y sin ánimo de lucro, creada en 2010, su misión se basa en
componer, interpretar y promover la difusión de música contemporánea de nueva
creación.
El Coro Fundación Atena, que una vez más colabora con el festival
NAK, se encargó de dar voz y poner sonido a las obras, guiados por un director
y sin partitura alguna. Con chasquidos, susurros, gritos y demás sonidos,
fueron ellos quienes pusieron voz y dieron vida a las imágenes que al mismo
tiempo se proyectaban.
El periodista y cineasta pamplonés Oskar Alegria Suescun ha sido
el encargado de crear las silenciosas imágenes, que no mudas, a las que los
compositores del CMC Garaikideak les han puesto música. Así, cuatro de las seis
obras se convirtieron en una perfecta fusión de imágenes y sonido, mediante la
cual nos transportaron a la historia que contaban.
La fuerza e intensidad de un txistu y un tamboril sirvieron de
introducción a la segunda pieza titulada “Zaldidantza” en la que las imágenes
reflejaban, como bien dice el título, el baile de unos caballos. La obra
“Anemic Time” que nos habla del círculo del tiempo, para continuar con el
“Interludio”, una vez más con txistu y tamboril.
Así, en la segunda
parte, disfrutamos de la obra “Gaua Itsasoan” con imágenes de un barco surcando
el mar al anochecer, para terminar con “La lengua de los dioses”, en la que la
naturaleza ha sido la protagonista.
“Silencio, se rueda”, título de este primer concierto, nos ha
demostrado cómo diferentes elementos sin aparente relación entre sí, pueden
crear algo tan maravilloso y sorprendente: el arte. La fusión de instrumentos
clásicos del siglo XVII, instrumentos folklóricos autóctonos, sonidos que
nosotros mismos reproducimos en nuestra vida cotidiana, una mesa de mezclas
electrónica y un conjunto de imágenes dieron lugar a una experiencia innovadora
que no dejó a nadie indiferente.
Rompiendo con el estricto protocolo que los músicos siguen al
actuar de negro; vimos a los intérpretes vestidos completamente de blanco.
Quizás como reivindicación de una nueva música, una nueva propuesta y un nuevo
formato de concierto; o quizás como homenaje a la frase proyectada en una de
las películas: “Porque la naturaleza interroga siempre vestida de blanco...”
Arropados por un público diverso, se podría decir que se ha
cumplido con una de las misiones: enseñar la música contemporánea al público y
demostrar que no es un cúmulo de sonidos sin sentido, sino una historia, un
cuento o una película que todo aquel quien tenga interés puede disfrutar. Es
posible un cine con creaciones musicales propias de nuestro tiempo y es hora de
ir sustituyendo las clásicas bandas sonoras que dieron sus primeros pasos a
finales del siglo XIX con el fonógrafo, por la variedad de movimientos
artísticos que hoy constituyen la música contemporánea.
Que estas iniciativas sirvan para impulsar la música de vanguardia
en nuestra ciudad de Pamplona; al fin y al cabo, es nuestra música y nuestra
creación, no la de nuestros antepasados. ¿Y quién mejor para escucharla que
nosotros mismos?
María Echegoyen
Apokalypsis, errebelazio baten
sinbolo (22 de
septiembre, Baluarte)
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NAK18 (Foto: Ana Domínguez) |
Al igual que otras
ediciones, Baluarte ha abierto este año sus puertas al Festival de Música
Contemporánea de Navarra (NAK), con un claro objetivo: apostar por el talento
local e incentivar el acercamiento de la música contemporánea al público
navarro.
En esta ocasión el foco
residía en el nexo entre cine y música contemporánea, y cómo la unión de ambos
elementos tiene como resultado la creación de un “todo” artístico. En pocas
palabras, pretende demostrar que la utilización de bandas sonoras ya forma
parte del recuerdo, y que debemos apostar porque los proyectos cinematográficos
actuales vayan de la mano de las nuevas corrientes compositivas.Y es que, ¿por
qué si el proyecto cinematográfico es nuevo no puede serlo también su
acompañamiento musical?
La labor musical corrió
a cargo de Ensemble Kuraia, agrupación musical fundada en 1997, y que dispone
de un conjunto profesional de excelente calidad para la preparación y difusión
de obras de compositores actuales. Dicha calidad se manifiesta en su
participación constante en festivales y eventos de toda Europa y América
Latina, como la Temporada de conciertos de Rondó, la Universität der Künst y
Hochschule für Musik de Berlín o el FIMCC de Lima entre muchos otros. Además,
la agrupación también colabora con diversos proyectos de difusión y pedagógicos
con el Klangzeitort de Berlín o el Museo Guggenheim de Bilbao. En definitiva,
una apuesta segura para cumplir las altas expectativas de este festival.
El programa estaba
organizado en tres obras artísticas, que si bien de distinta temática,
mantenían perfectamente el hilo cine-música contemporánea. El evento quedó
inaugurado con una breve presentación de las tres obras, dos de las cuales
fueron explicadas pòr las propias compositoras, todo un acierto por parte del
evento.
La primera obra fue Mal(in)con(i)ci de la compositora Sonia
Megías, con vídeo de Paola Boioli y música para flauta, clarinete, violín,
violonchelo y piano. Mal(in)con(i)ci (juego
entre las palabras italianas malconci y
malinconici, maltrechos y
melancólicos) nos presenta tres texturas sonoras distintas, las cuales
pretenden enfatizar el uso tríptico de los colores en la representación visual.
La segunda proyección
fue Apokalypsis, errebelazio baten
sinbolo, de la compositora María Eugenia Luc, fundadora y actual directora
artística de Ensemble Kuraia. El libreto, íntegramente en euskera, ha sido
realizado por la propia compositora y el poeta guipuzcoano Juan Kruz Igerabide.
Esta obra es una reinterpretación personal del libro del Apocalipsis de San
Juan, pudiendo así realizarse visiones simbólicas de eventos actuales o pasados
como síntomas de la destrucción humana y de la naturaleza de las que el propio
ser humano es responsable. Un planteamiento cuanto menos interesante que
pretende que el espectador se pare a pensar en su propia conciencia.
Por último, pero no por
ello menos interesante, éramos testigos de la interpretación de la obra Un soplo que vacía el pecho de Sergio
Blardony sobre textos de Pilar Martín Gila. En esta, se nos presenta en un
panorama puramente musical un elemento simbólico evidente: el rugido de un
león, que se escucha mientras el cuidador del zoo intenta salvarlo de la guerra
humana. Esta obra creó una atmósfera única e intimista, que paralizó por
completo al público por su profundidad y crudeza.
En
definitiva, este evento ha servido no sólo para mostrar la posibilidad de un
cambio musical en el panorama cinematográfico sino también su necesidad. Tal
vez, y para siguientes ediciones, queda pendiente un objetivo: crear un interés
real en el público general.
Iker
Puente-Vea
El fantasma de la ópera
(27 de septiembre, Filmoteca de Navarra)
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NAK18 (Foto: Ana Domínguez) |
Acudí con algo de antelación a la
Biblioteca de Navarra, ya que ese día (27 de septiembre, jueves), en el marco
del Festival de Música Contemporánea de Navarra NAK, iban a proyectar en la
Filmoteca de Navarra la versión de 1925 de “El fantasma de la ópera”, la
primera adaptación cinematográfica conservada (hubo otra en 1916, pero no ha
llegado a nuestros días) de la famosa novela escrita por Gastón Leroux en 1910.
Pero esa proyección no iba a ser como la original, sino que iba a estar
acompañada con el estreno de una nueva banda sonora creada especialmente para
la ocasión. Música de vanguardia para un clásico del cine mudo. Tradición e
innovación, como es de costumbre en el Festival NAK, en el que el eje temático
de la presente edición es la relación entre la música y el cine.
Con el aforo de la Filmoteca de
Navarra (176 butacas) prácticamente completo, el evento comenzó puntual, a las
20:00, cuando uno de los organizadores tomó la palabra para contextualizar
brevemente el cine mudo y dar una breve explicación de lo que el público iba a
ver y escuchar. Como dato curioso de su intervención, el estreno de esta
película en Pamplona se dio el 16 de abril de 1926 en el Teatro Gayarre, y a
él, según explicó el ponente, es posible que hubiera acudido a tocar el sexteto
de Aramendia, de Cervantes o de Larra, activos por aquel entonces.
La banda
sonora para aquella ocasión, claro está, fue muy diferente a lo que íbamos a
escuchar las personas allí presentes. Tras esta breve introducción, dio la
palabra a los creadores de la nueva banda sonora de la película, Hilario
Rodeiro e Ignacio Fernández, integrantes del dúo NYCK, que resumieron el
proceso de creación y grabación de la música, en el que también colaboraron
algunos alumnos del Conservatorio Superior de Música de Navarra y del CTL FP de
Imagen y Sonido.
Finalizada la presentación, el
público aplaudió y se hizo el silencio. Entre toses y carraspeos se apagaron
las luces y comenzó la proyección. Las disonancias en los créditos iniciales
fueron el augurio de que la antigua película no iba a contar con una banda
sonora a la vieja usanza. En los 92 minutos que duró la proyección, se
combinaron grabaciones de instrumentos clásicos (piano, instrumentos de cuerda,
flauta, clarinete y acordeón), con interpretación en vivo de música
electrónica, instrumentos de percusión y, aunque de manera anecdótica, de una
tuba.
En ocasiones, la música parecía acompañar a la escena, reforzando lo que
las imágenes querían transmitir, mientras que en otras las imágenes y el sonido
no daban ninguna sensación de concordancia, causando de esta manera cierto
desconcierto, que bien podía ser (o no) intencionado.
No obstante, la constante
de esta proyección audiovisual fue la angustia que la música en todo momento
transmitía, una angustia que cobraba sentido con el argumento de la película.
Cuando la proyección terminó, las
luces se encendieron y, como el protocolo dicta, el público aplaudió. Aún se podía
apreciar la cara de susto en algunos asistentes a los que sin duda les pilló
por sorpresa esta innovadora experiencia musical, mientras que otros volvieron
a casa satisfechos por lo que habían visto y oído. Y en el fondo de todas esas
sensaciones, una reflexión: la gran importancia de la banda sonora en cualquier
película (ni que decir en las de cine mudo) y la certeza de que con otra música
el significado de la película cambiaría de manera más o menos significativa
para los espectadores.
Iker
Narbona
La luz de Dreyer (28 de septiembre, Civivox Condestable)
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NAK18 (Foto: Ana Domínguez) |
Gracias
al NAK el viernes de la última semana de septiembre tuvo lugar algo que no se
suele ver muy a menudo. Y es que, en la ciudad de Pamplona, tuvimos la ocasión
de escuchar una conferencia del compositor Sergio Blardony sobre las obras que
se iban a interpretar, e incluso estrenar, esa misma tarde en el patio del
Condestable. Además, estuvieron presentes tanto la poeta que escribió el
poemario “Ordet” Pilar Martín Gila, sobre el que se inspiró el compositor para
la primera obra, como la videocreadora de “Disembodied” Marta Azparren, sobre
la que se inspiró para la segunda obra.
El
compositor en actitud muy cercana nos habló de sus dilemas a la hora de
utilizar la voz en sus obras, del legado de los vanguardistas del s. XX, del
uso y la importancia de la multidisciplinaridad, del por qué de las obras, así
como de claves para entender y sentir la obra. La música actual de vanguardia
está siendo explicada al público que quiera conocer los detalles de la obra, y
lo más importante: comprenderla. De esta manera no parecerá que público y
artista pertenezcan a universos distintos, si no que la palabra y la
información servirán de catalizador para la convergencia en una estética actual
y vanguardista.
Es muy
significativo que la charla tuviese una duración de una hora, pues la obra en
sí tiene una duración parecida por lo que se puede asegurar que fue una charla
profunda y con una intencionalidad de explicar bien el trabajo que se iba a
exponer dos horas más tarde.
A pesar de la gran oportunidad
que suponía esta charla/presentación apenas acudieron 15 personas en total a un
lugar preparado para más de 70 personas. Esto nos dice mucho sobre el panorama
y la actitud de querer comprender del público de hoy en día. Quizás también era
mucho pretender tener a la gente presente de 18:00 (hora de inicio de la
charla) a 21:00 (hora de finalización de la obra) en Condestable, pero al menos
se dio la oportunidad de conocer y escuchar al compositor.
El concierto estuvo presentado por las personas organizadoras del
NAK, las cuales hablaron, entre otras cosas, de la necesidad de reivindicar la
música y cine de autor. La organizadora terminó la presentación y dio paso a la
obra con una frase muy certera y apropiada para el momento que decía: “La
vanguardia no solo artística, sino también de pensamiento es la que nos permite
mirar al futuro.”
La obra comenzó jugando con la incertidumbre misma de sí había
comenzado, pues las luces se apagaron y aparentemente no ocurría nada. Sin
embargo, sí que estaban ocurriendo cosas solo que no delante del público si no
por el edificio. El autor siendo coherente con su discurso a la hora de
adaptarse al lugar, hizo que la actriz recorriera los pisos del Condestable
aprovechando así el potencial del espacio.
También se vio reflejado en la
puesta en escena la teoría que proponía el autor sobre la centralidad en el
escenario de las personas intérpretes, ya que estas siempre están en el centro
y si hay una propuesta de vídeo siempre se queda de fondo. En este caso, el
vídeo estaba en frente del público y los instrumentistas a los lados del
público o incluso en otro piso.
Se pudieron apreciar muchas ideas y propuestas que el
autor había explicado en la charla, como por ejemplo el registro exclusivamente
grave y agudo de los instrumentos con la idea de evitar generar un cuerpo
sonoro más sólido.
La obra duró algo menos de una hora, sin embargo, hubo mucho
público que por un motivo u otro abandonó el lugar durante la representación.
Es duro ver como después de tanto tiempo invertido y tanto esfuerzo dedicado,
entre otras cosas para que sea gratis, haya personas que decidan no enfrentarse
a algo nuevo y actual.
Como músicos, organizadores, compositores etc. tenemos
la tarea de descubrir cómo hacer llegar estas nuevas estéticas al público de
ahora, y como lograr que se queden. Pero como público, también tenemos la
responsabilidad de generar y darle lugar a la lucha interna entre lo que
sabemos que nos gusta y estamos acostumbrados frente a lo nuevo, lo de esta
época y lo que nos debería hacer sentir que estamos en el presente.
Estas nuevas propuestas
musicales serán aceptadas, valoradas y disfrutadas en el futuro de una manera
más popular sin duda. La cuestión es que tenemos la posibilidad de hacerlo
ahora, de disfrutar con la realidad que se genera ahora mismo, podemos no
dejarlo para el futuro. Como decía el poema de Pilar Martín Gila interpretado
en la obra “La luz de Dreyer”: “Nada detiene el paso de lo real.”
Asier
Arizkorreta