viernes, 17 de noviembre de 2017

CRÓNICA DE NAK 2017, por LAURA LEGIDO

LAURA LEGIDO, estudiante de Musicología en el Conservatorio Superior de Música de Navarra, nos escribe esta emocionante crónica de la pasada edición de NAK.  
Sumamente agradecidos por sus palabras, no podemos sino compartirlas con vosotros en este post. Gracias, Laura!

CRÓNICA DE NAK 2017, por LAURA LEGIDO

NAK se afirma en Pamplona como el principal foco de luz sobre la música contemporánea, especialmente la creada por compositores locales, sobre los cuales ha girado este evento. 
En los seis conciertos realizados se han estrenado trece obras inéditas, compuestas específicamente para la ocasión.

Tal como explican en su página web, el festival persigue, entre otros objetivos, la cooperación entre todos los agentes que influyen en la cultura, con el propósito de hacer de los ciudadanos de Pamplona espectadores críticos. Esta cooperación es un factor necesario para asegurar una vida musical rica y variada, que cubra los requerimientos de los profesionales de la música y que satisfaga las necesidades de los espectadores.

La cultura, al fin y al cabo, es un derecho fundamental del ser humano, y las instituciones, especialmente las públicas, deben abogar por un modelo de gestión que ofrezca una respuesta satisfactoria a las principales demandas de los ciudadanos.

Por ello es importante destacar el trabajo realizado en la organización entre el Centro de Música Contemporánea Garaikideak y la Red Civivox del Ayuntamiento de Pamplona para aunar sus fuerzas con la colaboración del Gobierno de Navarra, Fundación Caja Navarra, Fundación Baluarte, Orquesta Sinfónica de Navarra, el Conservatorio Superior de Música de Navarra, CTL Formación Imagen y Sonido, Arión, Asociación de Musicología de Navarra, Asociación Befaco y Fundación Atena.

Muy diversas actividades componen el programa de esta edición. Además de los seis conciertos antes mencionados encontramos tres talleres que se enfocan a profesionales y estudiantes de música, aunque están abiertos a cualquier interesado.

Con ellos se cubren el emprendimiento y la gestión de proyectos musicales, “Soundpainting” o composición de música en vivo, o el conocimiento y manejo del hardware musical. Estos tres talleres se complementan con cuatro conferencias en las que pudimos escuchar a algunos de los compositores, intérpretes y gestores hablar, desde múltiples perspectivas, sobre los problemas concernientes a la composición e interpretación musical actual, los nuevos lenguajes e incluso un interesante coloquio sobre el papel de las mujeres en la música.

2017 ha sido designado el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, por lo que el festival, demostrando una vez más que la música es testigo fiel de la realidad social en la que se genera, trata de, citando textualmente de la web de la organización, “manifestar musicalmente anhelos e ideas profundamente humanas y actuales, como la conciencia de la escasez de recursos, el extrañamiento del individuo respecto a la naturaleza, la atracción por el vacío y lo incognoscible, el hecho religioso y un sentido de la ecología como mensaje vital, ético y conservacionista”.

La música se ha rodeado siempre de un aura mágica, de un poder místico que casi asusta, por su capacidad para expresar lo que las palabras no pueden. Cómo afirmaban en la clausura del festival Ignacio Fernández Galindo, del CMC Garaikideak, y Yolanda Campos, coordinadora y directora artística del festival, desde Garaikideak y desde la organización del NAK se mira al pasado, a la tradición heredada, y desde la mayor humildad se proyecta a futuro, se actualiza la música.

Es por esa conexión de la música con el contexto en que se genera por lo que surge la exploración de los territorios sonoros del aire, la tierra y el agua como eje temático surgido de la reflexión estética e interpretativa respecto a la sostenibilidad y la relación del ser humano con la naturaleza.

Seis conciertos, seis sonoridades estructuran la programación de esta propuesta.
En el territorio del aire encontramos a Tamhá Ensemble, que explora las sonoridades y registros de los instrumentos de viento que la forman, y a Silboberri Txistu Elkartea, perfecta representación de la coexistencia e interrelación de la tradición y la innovación, al más puro espíritu NAK.

El territorio de la tierra comienza con el concierto de la Orquesta Sinfónica de Navarra “Territorio Cello”. La orquesta, fundada por Pablo Sarasate en 1879, es la más antigua de las orquestas españolas en activo, y pese a la fuerza con la que persiste el repertorio canónico en su programación, es un referente a nivel estatal en cuanto a su labor como foco de difusión de la música de creación actual y su colaboración con los más grandes nombres del panorama musical actual. El territorio terrestre continúa con el doble concierto de Pilar Rius Fortea y David Hernando Vitores, en el que no sólo se exploró el “Sound in progress”, sino también la multiculturalidad, y con el Ensemble Próxima Centauri, de gran prestigio internacional, y uno de los platos principales de esta edición.

Para finalizar la exploración, el territorio acuático quedó cubierto con la propuesta final, uno de los grandes proyectos del CMC Garaikideak, el concierto multisensorial “Uracqua” creado en torno al agua con la colaboración de Acrónica Producciones. El agua, una de las más potentes fuerzas de la naturaleza y base fundamental de la vida, se encuentra en todo tipo de estados, tal y como lo hace la música. Cuatro obras, cuatro sonoridades, cuatro imágenes, cuatro fuerzas. La música, al igual que el agua, nos moja y nos cala hasta la médula, nos mueve, nos arrastra, nos sacude y nos ahoga con su fuerza descomunal, para después mecernos como las olas del mar, calmo pese a sus corrientes, en la orilla.

Pamplona, pese a lo tristemente minoritario de la música contemporánea, incluso entre los músicos, respondió bien a la innovadora y atrevida propuesta. Si bien los talleres y conferencias, más dirigidas a los futuros profesionales de la música, en su mayoría dormidos en la comodidad de los conservatorios, tuvieron una escasa participación, las salas de conciertos cumplieron con creces las expectativas de asistencia.

Poco a poco, gracias a iniciativas como esta o los ciclos de Músicos en la Jungla y Musync, además de las propuestas de otras entidades de la Comunidad Foral de Navarra, se va despertando el interés por la música contemporánea, que tan desconectada del público ha estado en décadas pasadas. 

La música, pese a lo especializado y profundo de sus estudios, va más allá. Su esencia es más puramente humana, nace de la necesidad personal, y no existe más allá del hecho sonoro. Existe por y para las personas. Los oídos no tienen párpados, y aunque algunos sigan apagados, tenemos la suerte de contar con estas aún pequeñas llamas del cuarto elemento, que incluso fuera de la programación está presente, y empieza a quemar fuerte.

LAURA LEGIDO
Alumna de Musicología del Conservatorio Superior de Música de Navarra