LAURA LEGIDO, estudiante de Musicología en el Conservatorio
Superior de Música de Navarra, nos escribe esta emocionante crónica de la
pasada edición de NAK.
Sumamente agradecidos
por sus palabras, no podemos sino compartirlas con vosotros en este post. Gracias,
Laura!
CRÓNICA DE NAK 2017, por LAURA LEGIDO
NAK se afirma en Pamplona como el
principal foco de luz sobre la música contemporánea, especialmente la creada
por compositores locales, sobre los cuales ha girado este evento.
En los seis
conciertos realizados se han estrenado trece obras inéditas, compuestas
específicamente para la ocasión.
Tal como explican en su página web,
el festival persigue, entre otros objetivos, la cooperación entre todos los
agentes que influyen en la cultura, con el propósito de hacer de los ciudadanos
de Pamplona espectadores críticos. Esta cooperación es un factor necesario para
asegurar una vida musical rica y variada, que cubra los requerimientos de los
profesionales de la música y que satisfaga las necesidades de los espectadores.
La cultura, al fin y al cabo, es un
derecho fundamental del ser humano, y las instituciones, especialmente las
públicas, deben abogar por un modelo de gestión que ofrezca una respuesta
satisfactoria a las principales demandas de los ciudadanos.
Por ello es importante destacar el
trabajo realizado en la organización entre el Centro de Música Contemporánea
Garaikideak y la Red Civivox del Ayuntamiento de Pamplona para aunar sus
fuerzas con la colaboración del Gobierno de Navarra, Fundación Caja Navarra,
Fundación Baluarte, Orquesta Sinfónica de Navarra, el Conservatorio Superior de
Música de Navarra, CTL Formación Imagen y Sonido, Arión, Asociación de
Musicología de Navarra, Asociación Befaco y Fundación Atena.
Muy diversas actividades componen
el programa de esta edición. Además de los seis conciertos antes mencionados
encontramos tres talleres que se enfocan a profesionales y estudiantes de
música, aunque están abiertos a cualquier interesado.
Con ellos se cubren el
emprendimiento y la gestión de proyectos musicales, “Soundpainting” o
composición de música en vivo, o el conocimiento y manejo del hardware musical.
Estos tres talleres se complementan con cuatro conferencias en las que pudimos
escuchar a algunos de los compositores, intérpretes y gestores hablar, desde
múltiples perspectivas, sobre los problemas concernientes a la composición e
interpretación musical actual, los nuevos lenguajes e incluso un interesante
coloquio sobre el papel de las mujeres en la música.
2017 ha sido designado el Año
Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo, por lo que el
festival, demostrando una vez más que la música es testigo fiel de la realidad social
en la que se genera, trata de, citando textualmente de la web de la
organización, “manifestar musicalmente anhelos e ideas profundamente humanas y
actuales, como la conciencia de la escasez de recursos, el extrañamiento del
individuo respecto a la naturaleza, la atracción por el vacío y lo
incognoscible, el hecho religioso y un sentido de la ecología como mensaje
vital, ético y conservacionista”.
La música se ha rodeado siempre de
un aura mágica, de un poder místico que casi asusta, por su capacidad para
expresar lo que las palabras no pueden. Cómo afirmaban en la clausura del
festival Ignacio Fernández Galindo, del CMC Garaikideak, y Yolanda Campos,
coordinadora y directora artística del festival, desde Garaikideak y desde la organización
del NAK se mira al pasado, a la tradición heredada, y desde la mayor humildad
se proyecta a futuro, se actualiza la música.
Es por esa conexión de la música con
el contexto en que se genera por lo que surge la exploración de los territorios
sonoros del aire, la tierra y el agua como eje temático surgido de la reflexión
estética e interpretativa respecto a la sostenibilidad y la relación del ser
humano con la naturaleza.
Seis conciertos, seis sonoridades
estructuran la programación de esta propuesta.
En el territorio del aire
encontramos a Tamhá Ensemble, que explora las sonoridades y registros de los
instrumentos de viento que la forman, y a Silboberri Txistu Elkartea, perfecta
representación de la coexistencia e interrelación de la tradición y la
innovación, al más puro espíritu NAK.
El territorio de la tierra comienza
con el concierto de la Orquesta Sinfónica de Navarra “Territorio Cello”. La
orquesta, fundada por Pablo Sarasate en 1879, es la más antigua de las
orquestas españolas en activo, y pese a la fuerza con la que persiste el
repertorio canónico en su programación, es un referente a nivel estatal en cuanto
a su labor como foco de difusión de la música de creación actual y su
colaboración con los más grandes nombres del panorama musical actual. El
territorio terrestre continúa con el doble concierto de Pilar Rius Fortea y
David Hernando Vitores, en el que no sólo se exploró el “Sound in progress”,
sino también la multiculturalidad, y con el Ensemble Próxima Centauri, de gran
prestigio internacional, y uno de los platos principales de esta edición.
Para finalizar la exploración, el
territorio acuático quedó cubierto con la propuesta final, uno de los grandes
proyectos del CMC Garaikideak, el concierto multisensorial “Uracqua” creado en
torno al agua con la colaboración de Acrónica Producciones. El agua, una de las
más potentes fuerzas de la naturaleza y base fundamental de la vida, se encuentra
en todo tipo de estados, tal y como lo hace la música. Cuatro obras, cuatro sonoridades,
cuatro imágenes, cuatro fuerzas. La música, al igual que el agua, nos moja y nos
cala hasta la médula, nos mueve, nos arrastra, nos sacude y nos ahoga con su
fuerza descomunal, para después mecernos como las olas del mar, calmo pese a
sus corrientes, en la orilla.
Pamplona, pese a lo tristemente
minoritario de la música contemporánea, incluso entre los músicos, respondió
bien a la innovadora y atrevida propuesta. Si bien los talleres y conferencias,
más dirigidas a los futuros profesionales de la música, en su mayoría dormidos
en la comodidad de los conservatorios, tuvieron una escasa participación, las salas
de conciertos cumplieron con creces las expectativas de asistencia.
Poco a poco, gracias a iniciativas
como esta o los ciclos de Músicos en la Jungla y Musync, además de las
propuestas de otras entidades de la Comunidad Foral de Navarra, se va
despertando el interés por la música contemporánea, que tan desconectada del
público ha estado en décadas pasadas.
La música, pese a lo especializado y
profundo de sus estudios, va más allá. Su esencia es más puramente humana, nace
de la necesidad personal, y no existe más allá del hecho sonoro. Existe por y
para las personas. Los oídos no tienen párpados, y aunque algunos sigan
apagados, tenemos la suerte de contar con estas aún pequeñas llamas del cuarto
elemento, que incluso fuera de la programación está presente, y empieza a
quemar fuerte.
LAURA LEGIDO
Alumna de Musicología del Conservatorio
Superior de Música de Navarra
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