La trágica muerte de Gideon Klein fue una de las pérdidas más profundas para la música checa en los terribles años de la Segunda Guerra Mundial. Nacido en el seno de una familia judía, Klein demostró tempranamente un inusual talento musical y a los once años comenzó a estudiar piano con Ruzena Kurzova. La formación la continuó en el Conservatorio de Praga en 1938. Sus estudios universitarios, así como las lecciones de composición con Alois Haba, quedaron inconclusos con el cierre de las universidades checas en noviembre de 1939.
Para entonces varias obras suyas ya se habían interpretado y tales composiciones, muchas de ellas descubiertas en la década de 1990, revelaron una intensa búsqueda de un idioma personal explorando incluso en microintervalos y en la tonalidad libre. En diciembre de 1941 fue enviado al recién establecido ghetto de Terezin. Allí permaneció tres años y se convirtió en una de las principales personalidades artísticas, colaborando musicalmente con colegas como Karel Ancerl, Rafael Schachter, Hans Krasa, Viktor Ullmann, Pavel Haas, Karel Berman y otros.
En aquellas difíciles condiciones Klein compuso varias obras, incluyendo una sonata para piano, un trío para cuerdas, cuartetos y partituras corales, que fueron encontradas por casualidad muchos años después. A finales de 1944 Klein fue trasladado a Auschwitz y luego al campo de concentración de Furstengrube, donde falleció bajo circunstancias poco claras en el umbral de su liberación.
In memoriam
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